(8/12/2011) Nota en revista vadenuevo sobre libro Desarrollo de capacidades para emprender de Adrián Rodríguez de nuestra colección de libros universitarios

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DESARROLLO DE CAPACIDADES
PARA EMPRENDER

El peor enemigo es la rutina
Pocos textos se proponen un objetivo y mucho menos son los que lo cumplen. Pero son escasísimos los que superan el objetivo. Es el caso del libro comentado dirigido a analizar el emprededorismo y a fomentarlo. Es un fuerte alegato por la autoconstrucción del individuo mediante la iniciativa y la búsqueda.
Por Gonzalo Pereira
Algunos libros entretienen, otros divierten y alguno enfurece[2]. Pocos reconfortan, como es el caso de “Desarrollo de capacidades para emprender”[3]. Reconforta a quienes están profundamente preocupados por concretar la intención innovadora para que el Uruguay pueda entrar, efectivamente, a la sociedad del conocimiento. No cabe aquí una definición de la sociedad del conocimiento ni del proceso de innovación a los que www.vadenuevo.com.uy ha dedicado una profusión de artículos que nunca serán demasiados dada la importancia del tema y las dificultades concretas de avanzar. Pero sí corresponde decir que el fomento del emprendedorismo es una parte intrínseca de la innovación pues previo a ella está la voluntad de cambiar. Cambiar algo. Por supuesto, para la innovación productiva es muy importante la actitud de cambiar por parte de un empresario pero la actitud de cambio va más allá. Aunque el manual refiere a una forma especial y limitada de emprendedorismo[4], encara la promoción del cambio, la modificación de situaciones concretas. Y tiene una validez que trasciende el universo atendido pues incursiona en la fundamentación de romper con la rutina y con el devenir inerte de la vida del individuo (y vale para las empresas). Cito al libro:
“El objetivo es contribuir al desarrollo de capacidades que permitan a los potenciales emprendedores salir de la inmediatez, analizar la realidad en la que están inmersos, comprender el significado de constituirse como emprendedor, y tomar (o no) la decisión de hacerlo como proyecto económico”. “Esto implica asumir el desafío de ser protagonistas de la construcción de su propio futuro como espacio de libertad y empoderamiento” (op. cit. p 12).
ESTIMULAR LA AUTOCONSTRUCCIÓN DEL INDIVIDUO MEDIANTE LA INICIATIVA. El capítulo 2.Marco conceptual es una elaboración mayor que trasciende largamente el objetivo concreto y el subuniverso de emprendedores a apoyar. En efecto, es una argumentación fuerte que enfrenta el problema de una sociedad conservadora como la uruguaya (debido seguramente a múltiples factores) amante de la estabilidad y de la rutina. Un país en el que la mayoría de nosotros nos saludamos diciendo: “¿Todo bien?”, y contestamos: “Todo tranqui” (porque entendemos que todo está bien cuando está igual, sin modificaciones: todo tranquilo).
En contrapartida está el emprendedorismo, la actitud de cambio, el pensamiento y la acción correspondiente. Los autores se plantean “la construcción de una actitud frente a la vida y la sociedad que implica deseos en oposición al conformismo, esfuerzo en oposición al desgano, arriesgar (sobre la base de una convicción fuerte) en oposición a la especulación, innovar en oposición a conservar, todos valores que desde diferentes enfoques teóricos sociales, económicos y antropológicos, son considerados positivos para el desarrollo humano y de la sociedad” (op. cit. p 28).
Y lo hacen con análisis que trascienden el grupo humano con el cual trabajan:
“… desde las últimas décadas del siglo XX, asistimos a un proceso de cambios y transformaciones que han afectado al trabajo en su concepción tradicional, asociado a la generación de certidumbre y estabilidad (Giorgi, 2003b). Actualmente, las grandes empresas y los estados ya no tienen la capacidad empleadora que solían tener en el pasado, observándose el surgimiento de pequeñas empresas, la tercerización de actividades, la segmentación del mercado de trabajo y el aumento de la calificación exigida… la mayor rotación de las personas en los puestos laborales (que puede ser, en algunos casos, por precariedad, pero en la mayoría de la economía porque ya no van quedando empleos que sean ‘para toda la vida’, salvo en el sector público) y las relaciones laborales más flexibles”.
“Estos fenómenos han tenido efectos múltiples y desparejos, positivos para quienes se han adaptado bien a los cambios y no tan positivos para quienes poseen una cultura asociada al viejo paradigma y hoy chocan con una realidad cada vez más alejada del pasado. Esta situación económica y laboral ha producido profundos efectos en las vidas de las personas, en tanto el trabajo y la inserción en el proceso productivo no son sólo medios para… garantizar el sustento material de las personas, sino que también cumplen un rol socializador y conformador de las identidades que hacen de los sujetos trabajadores”.
“…asistimos a un momento de mutación que tiende a disolver lo que antes conformaba la ‘cultura obrera’ y que sostenía imágenes, valores y modelos de vida que operaban como sostén de procesos de construcción de identidades, como factor de inclusión social y laboral, y que ofrecían determinadas condiciones a la producción de subjetividad” (op. cit. p 29).
El capítulo 2 posee potentes argumentos para superar el conformismo, el desgano y la especulación, en síntesis: la inercia. La cuestión es: “emprendedor hay que hacerse”. O de otra forma: para cambiar la actitud predominante de nosotros, los uruguayos, se requiere un vector de educación:
“Las capacidades para emprender surgen entonces, además del esfuerzo individual, como resultado de condiciones que son una construcción social y, además de constituir un activo personal muy valioso, conforman un activo colectivo que define la forma en que una sociedad adquiere o no capacidad de integrar a sus miembros al mundo del trabajo y, a través de éste, a la vida en comunidad” (op. cit. p 32).
Hoy no existe un componente sistemático en la educación formal dirigido a estimular la autoconstrucción del individuo mediante la iniciativa, el empuje, el cambio de una situación dada y de una peripecia personal. Más bien promovemos con la educación actual el espejismo del empleo público como objetivo de vida: todo bien, todo tranqui.
Cambiar el paradigma es un gran desafío y los autores así lo perciben:
“… planteamos el emprendedorismo y la cultura emprendedora como una posición desde la cual (re)pensar las nuevas formas de constituirse en trabajador, posición que vincula la cultura a experiencias subjetivantes y que concibe al sujeto como construido y constructor en el entramado social” (op cit. p 32).
OTRA CABEZA, DE SERES MÁS LIBRES. Los autores no ignoran las dificultades de promover el emprendedorismo en “una población… con una condición socioeconómica media a baja, probablemente con alguna característica de vulnerabilidad social (desempleo, precariedad, pobreza)”. No desconocen que la globalización hace competir a sus promovidos con los productos provenientes de lugares con los costos menores del mundo; y se lo hacen saber a ellos mismos. Puede que Ana y Andrea (ejemplo guía) no logren desarrollar la venta de sus camperas, pero no cabe duda que en el proceso Ana y Andrea se transforman, se desarrollan y pueden percibir y abordar otras posibilidades de emprendedorismo, otros nichos, por ejemplo productos no transables o nuevos servicios para una sociedad en rápido cambio como la uruguaya. Y si no lo lograran, aun en el caso de ingresar al mercado de trabajo como asalariados, su cabeza iniciada en la búsqueda del cambio, en la crítica de situaciones concretas para mejorar lo que sea (condiciones de trabajo, aumento de eficiencia, contribución a la reorganización permanente del sistema productivo, etc.) es otra cabeza, la de seres más libres, con más grados de libertad y más autorrealizados.
El libro, seguramente por razones de plazos, no informa el resultado logrado por los participantes en el proyecto, lo que no impide sostener que contribuye a avanzar en un camino difícil. El capítulo 3 y sus detalles de la experiencia concreta del equipo de autores no son para el público en general pero sí para todos los motivados por la educación y particularmente para quienes se interesan por las prácticas docentes del taller, pues en las páginas 53 a 59 se presenta una disección del método que no he encontrado hasta ahora en otros autores. Imperdible. Y en el capítulo 4 más argumentos y enfoques para la promoción de las iniciativas y el emprededorismo. A todo público le podrá interesar el enfoque general del libro, que analiza las bases del comportamiento rutinario, su entorno social y sobre todo las acciones para cambiar lo que parece ser una maldición nativa: la inercia. Es un fuerte alegato por la autoconstrucción del individuo mediante la iniciativa y la búsqueda.
Dado que el manual difícilmente podría haber sido concebido sin la actividad de equipo y la colaboración multidisciplinaria, los autores deberían continuar trabajando para elaborar una propuesta de inclusión del emprendedorismo en el sistema educativo nacional.



 
[1] “DESARROLLO DE CAPACIDADES PARA EMPRENDER” Manual para equipos técnicos e instituciones que apoyan microemprendimientos, de Adrián Rodríguez Miranda (coord.), Marcelo Fernández Pavlovich, Fiorella Sbrocca y Carla Assandri – Editorial Fin de Siglo; 2011.
[2] La era de las turbulencias, de Alan Greenspan. Comentado en el número anterior de vadenuevo.
[3] La metodología que presenta el manual es resultado de una investigación realizada en el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración (Universidad de la República), financiada por la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC), programa “Vinculación con el Sector Productivo”, que se desarrolló a partir de elaboración teórica-conceptual conjugada con trabajo aplicado con microemprendimientos del Centro de Desarrollo Local Carrasco Norte (Intendencia de Montevideo).
[4] “… corresponde a ‘micro’ emprendedores, con proyectos individuales o colectivos, dentro de una población con características que refieren a una limitada capacidad propia de inversión en capital y/o acceso a financiamiento, una condición socioeconómica media a baja, probablemente con alguna característica de vulnerabilidad social (desempleo, precariedad, pobreza)”.
Fuente: http://vadenuevo.com.uy/index.php/the-news/2558-39vadenuevo11#dos